La Pasión de Judas

David Pantaleón

               

Ficha Técnica

Título
La Pasión de Judas
Director/a
David Pantaleón
Géneros
Corto
Fecha de Estreno
1 enero 2014
Duración
0 h 10 min
Actores/Actrices
Usuarios del Centro Ocupacional para personas con discapacidad de Valleseco
Guionista
David Pantaleón
Dirección de Fotografía
Cris Noda
Composición de música original
Hector Lavoe
Producción Ejecutiva
Miguel Ángel Pérez Sarmiento, Virginia Cárdenes
Productora
Los de Lito Films
Sinopsis
La Pasión de Judas, galardonado en 2014 como mejor cortometraje en el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria (entre otros), es un corto de David Pantaleón con el que cierra su trilogía llamada Cuentos de cartón, junto con Fondo y Forma y A lo oscuro más seguro. Lo del “cartón” viene de que en las tres partes de este cine “de guerrilla”, el cartón es pieza fundamental del atrezzo. También tienen en común que son proyectos llevados a cabo con personas con diversidad funcional del Centro Ocupacional de Valleseco, en Gran Canaria. Los integrantes del centro interpretan personajes de cuentos que, con grandes dosis de humor y fingida inocencia, retratan conflictos profundos de la condición humana. En el cortometraje que nos ocupa, partimos de la premisa de que en ciertos lugares de España y Latinoamérica, durante la Semana Santa, está permitido volcar (con piedras, fuego o petardos) todo el odio posible sobre un muñeco que representa al traidor por antonomasia de la Historia: Judas Iscariote. Con una puesta en escena sobria pero cuidada hasta el más mínimo detalle, jugando hábilmente con la disposición de los actores en planos fijos de carácter teatral, Pantaleón reinterpreta la historia de Judas y reflexiona sobre cómo la sociedad ha integrado este cuento en sus costumbres. El corto está lleno de referencias veladas a la tragedia bíblica que representa, pero también de contrapuntos humorísticos más contemporáneos: por ejemplo, un tema de salsa de los años setenta sobre el “Todopoderoso”. Parece que el realizador no quisiera dejar claro dónde está el límite entre la fiesta y la festividad religiosa, entre la ficción y el documental, entre los buenos y los malos de la película. El estilo preciso, absurdo y socarrón de David Pantaleón consigue arrancar carcajadas y, al mismo tiempo, plantar una semilla para la duda que germina durante el propio visionado y continúa creciendo tiempo después.
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